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¿QUÉ?
El Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), también conocido como encefalomielitis miálgica (EM), síndrome de fatiga post-viral o síndrome de fatiga crónica e inmunodeficiencia (CFIDS), se caracteriza por una fatiga grave y prolongada que dura más de seis meses.
Los pacientes experimentan una extrema agotamiento; se cansan fácilmente en actividades normales e incluso pueden ser incapaces de realizar tareas normales y cotidianas. La fatiga a menudo va acompañada de pérdida de memoria, trastorno de atención, dolor muscular, dolores de cabeza y sueño no reparador.
El SFC comparte sintomatología superpuesta con varias enfermedades. Antes de hacer un diagnóstico de SFC, se deben descartar otras enfermedades específicas en las que la fatiga es el síntoma principal (como hipotiroidismo, anemia, enfermedad de Lyme, lupus, diabetes, cáncer, ...).
Las disfunciones intestinales, como la disbiosis y el intestino permeable, probablemente contribuyen al SFC. La permeabilidad intestinal y la posterior filtración de LPS en la sangre también pueden contribuir a la activación inmunológica crónica observada en los pacientes con SFC.
La permeabilidad a los productos químicos ambientales puede llevar a Sensibilidad Química Múltiple, un trastorno frecuentemente asociado con el SFC.
Varios virus se han asociado con el SFC, pero no son específicos para el SFC; ninguno de estos virus (como el virus del herpes 6 y 7, parvovirus, enterovirus, VEB, etc.) se encuentra en todos los pacientes con SFC. La ausencia de detección podría explicarse en algunos casos por la localización viral.
Existe una larga historia de interés médico en el SFC. En la última década, se han realizado un número creciente de estudios para desentrañar la patogénesis del SFC. A pesar de estos estudios, no se conoce la etiología y no se han identificado anomalías patológicas únicas.
Cada vez hay más datos que respaldan que una combinación de factores es importante en el desarrollo de la disfunción inmunológica crónica, que es el hallazgo cardinal en todos los pacientes con SFC.
ME/CVS - GEZONDHEIDSRAAD NL, DEN HAAG 19 MAART 2018
¿QUIÉN?
El síndrome de fatiga crónica (SFC) afecta entre el 0,1 y el 0,4 por ciento de la población. Aunque las mujeres se ven más afectadas, cualquier persona puede tener SFC. La edad más común de aparición es entre los 20 y los 40 años, pero el SFC también puede ocurrir en niños y adolescentes.
Las personas expuestas a malas condiciones de trabajo o a trabajo estresante parecen enfrentar un mayor riesgo de desarrollar SFC; sin embargo, el estrés por sí solo no causa SFC.
La enfermedad crónica de Lyme puede imitar todo proceso de enfermedad, incluido el Síndrome de Fatiga Crónica (Encefalomielitis Miálgica) y la Fibromialgia. De hecho, a menudo se llama a la enfermedad crónica de Lyme el 'Gran Imitador'.
Si una persona tiene alguna enfermedad crónica, desde artritis hasta síndrome de fatiga crónica o fibromialgia, es importante descartar o diagnosticar la enfermedad de Lyme. Es evidente que muchos casos de fibromialgia y síndrome de fatiga crónica son en realidad enfermedad de Lyme disfrazada.
A menudo se observa evidencia de disbiosis intestinal en pacientes con SFC. El síndrome del intestino irritable (SII) a menudo se diagnostica en personas que también han sido diagnosticadas con síndrome de fatiga crónica y dos condiciones relacionadas, fibromialgia (FM) y enfermedad de la Guerra del Golfo (GWI). Entre el 30 y el 70% de los pacientes con SFC pueden tener SII concurrente; sin embargo, no todos los pacientes con SII desarrollan SFC. Otros factores (infecciones, antecedentes genéticos, ...) pueden determinar la evolución de cada enfermedad.
La desregulación inmunológica es una característica del SFC. Sin embargo, la causa subyacente de la inflamación sigue siendo desconocida.
Entre los factores que pueden contribuir al inicio o mantenimiento de una condición inflamatoria crónica que conduce al SFC, los científicos de R.E.D. Laboratories están particularmente interesados en las consecuencias de las disfunciones intestinales, así como en el papel de las infecciones crónicas y/o infecciones virales persistentes (ver páginas dedicadas).
